VENTANAS, VENTANALES Y ESCAPARATES.
De niño, yo no conocía los ventanales porque no había visto ninguna catedral. Es cierto que era aún pequeño cuando íbamos a Sevilla al médico en el autobús LEDA. Y sí, recuerdo que una vez entramos en la catedral para ver el cenotafio de Cristobal Colón. Incluso mi padre quiso subirme a la Giralda pero la mujer que actuaba de portera nos recibió con vivos gestos tendentes a despacharnos y masculló algo así como se cerré. Mi padre me dijo que nos había tomado por turistas —entonces los turistas que acudían a Sevilla no eran chinos porque estos estaban muy a gusto con Mao— pero a mí me dio la impresión de que, en realidad, nos había tomado por catetos ya que a los turistas y a los catetos se les habla en el mismo idioma, Pero lo que importa ahora es que nadie me hizo reparar en ventanales, vidrieras y rosetones y yo tampoco mostré interés por ello porque me hacía más ilusión subirme al tranvía para ir desde cualquier parte a otra parte cualquiera.
Crea tu propia página web con Webador